lunes, 22 de septiembre de 2008

Una caricia en el corazón

Una caricia en el corazón

Si viviste de niño en los 50, 60, los 70 o principio de los 80...
¡¡¿Cómo hiciste para sobrevivir?!!
De niños andábamos en autos que no tenían cinturones de seguridad ni bolsas de aire...
Ir en la parte de atrás de una camioneta era un paseo especial y todavía lo recordamos.
Nuestras cunas estaban pintadas con brillantes colores de pintura a base de plomo.
No teníamos tapas con seguro contra niños en las botellas de medicina, gabinetes, puertas.
Cuando montábamos bicicleta no usábamos casco.
Tomábamos agua de la manguera del jardín y no de una botella de agua mineral...
Gastábamos horas y horas construyendo unos carritos de rulemanes y los que tenían la fortuna de tener calles inclinadas los echaban a andar ladera abajo y en la mitad se acordaban que no tenían frenos.
Después de varios choques con los matorrales aprendimos a resolver el problema.
Sí, nosotros chocábamos con matorrales, no con autos!
Salíamos a jugar con la única condición de regresar antes del anochecer.
El colegio duraba hasta el mediodía, llegábamos a casa a almorzar.
No teníamos celular... así que nadie podía ubicarnos.
Impensable.
Nos cortábamos, nos rompíamos un hueso, perdíamos un diente, pero nunca hubo una demanda por estos accidentes.
Nadie tenía la culpa sino nosotros mismos.
Comíamos bizcochitos, pan y mantequilla, tomábamos bebidas con azúcar y nunca teníamos exceso de peso porque siempre estábamos afuera jugando...
Compartíamos una bebida entre cuatro... tomando en la misma botella y nadie se moría por esto.
No teníamos Playstations, Nintendo 64, X boxes, Juegos de vídeo, 99 canales de televisión en cable, videograbadoras, cine, sonido surround, celulares personales, computadoras, chatrooms en Internet...
Sino que TENÍAMOS AMIGOS.
Salíamos.
Nos subíamos en la bicicleta o caminábamos hasta la casa del amigo, tocábamos el timbre... o sencillamente entrábamos sin tocar y allí estaban y salíamos a jugar.
¡Ahí, afuera! ¡En el mundo cruel ¡Sin un guardián!
¿Cómo hacíamos?
Juegos con palitos y pelotas de tenis, en algún equipo que se formaba para jugar un partido; no todos llegaban a ser elegidos y no pasaba ningún desencanto llevado a trauma.
Algunos estudiantes no eran tan brillantes como otros y cuando perdían un año lo repetían.
Nadie iba al psicólogo, al psicopedagogo, nadie tenía dislexia, simplemente repetía y tenía una segunda oportunidad.
Teníamos libertad, fracasos, éxitos, responsabilidades... y aprendimos a manejarlos.
¿Eres tú uno de esa generación?
Si lo eres, entonces envía este mensaje a tus conocidos de tu misma generación o a gente más joven para que sepa como éramos antes.
Seguro dirán que éramos unos aburridos pero...
.... ¡Éramos tan felices!
De Marcos y Miriam Cárcamo, con mucho amor.
(Encuentristas de Buenos Aires )

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