CON EL ALMA EN LA PIEDRA
(13/10/10: A los mineros de
Copiapó, que son un verdadero ejemplo de entereza para
todo el mundo)
Los hombres horadaban el inmenso cimiento;
perforaban secretos a la entraña de piedra;
descubrían con sus manos hambrientas como hiedra
cada palmo del suelo que les dio nacimiento.
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Su
corazón henchido, por ser hijos del suelo,
corazón henchido, por ser hijos del suelo,
vibraba en cada golpe por buscarle a esa entraña
el
tesoro guardado que con amor apaña
tesoro guardado que con amor apaña
la
dulce Pacha Mama con ungido recelo.
dulce Pacha Mama con ungido recelo.
-
No
sé qué coletazo del Supay malnacido
sé qué coletazo del Supay malnacido
sacudió por la inquieta soledad del paisaje
y
cerró con mil llaves el regreso del viaje
cerró con mil llaves el regreso del viaje
al
hogar que ahora estaba tan remoto y perdido.
hogar que ahora estaba tan remoto y perdido.
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Uno mide distancias con números complejos
hacia otros continentes, a universos perdidos
pero hoy se pregunta – sin hallar el sentido –
¡Cómo seiscientos metros pueden quedar tan lejos! –
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Y
cargaron sin pausa la virtud del abrazo,
cargaron sin pausa la virtud del abrazo,
de
la buena palabra, del respeto al amigo;
la buena palabra, del respeto al amigo;
sacaron de su alma el caluroso abrigo
que todo hombre tiene dormido en cada brazo.
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Con igual maestría repartieron los panes
como enseñó el Maestro en el libro Sagrado;
repartieron la risa y el humor bien creado
para frenar el llanto con sus tristes afanes.
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Mientras, los otros hombres se roban a mansalva,
riegan la flor del odio, se matan sin prejuicios,
secuestran la inocencia, se someten al vicio
y
rocían con guerra la claridad del alba. –
-
Setenta días fueron los que la Tierra quiso
resguardar a sus hijos en el vientre materno
que en forma de refugio gestó el abrigo tierno
para después parirlos con su amor primerizo.
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Porque si polvo somos y al polvo volveremos
sepamos que el milagro que hoy deslumbra la vida
lo
dio la madre Tierra que abrió su dulce herida
dio la madre Tierra que abrió su dulce herida
y
DIOS que con su gracia dio el aliento supremo.
DIOS que con su gracia dio el aliento supremo.
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Hoy treinta y tres mineros fueron todos los hombres;
hoy un llanto de gloria nació con mil idiomas;
hoy de todas las jaulas volaron las palomas
y
todas las creencias susurraron sus nombres.
todas las creencias susurraron sus nombres.
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¡Gracias, Gente del Pueblo, por enseñar a ultranza
la
fuerza que se esconde quieta en el alma humana!
fuerza que se esconde quieta en el alma humana!
¡Gracias por ser semilla del Hombre del Mañana!
¡HOY EL MUNDO LES DEBE UNA NUEVA ESPERANZA!
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