lunes, 18 de octubre de 2010

CON EL ALMA EN LA PIEDRA

CON EL ALMA EN LA PIEDRA

(13/10/10: A los mineros de
Copiapó, que son un verdadero ejemplo de entereza para
todo el mundo)


Los hombres horadaban el inmenso cimiento;

perforaban secretos a la entraña de piedra;

descubrían con sus manos hambrientas como hiedra

cada palmo del suelo que les dio nacimiento.
-
Su
corazón henchido, por ser hijos del suelo,

vibraba en cada golpe por buscarle a esa entraña
el
tesoro guardado que con amor apaña
la
dulce Pacha Mama con ungido recelo.
-
No
sé qué coletazo del Supay malnacido

sacudió por la inquieta soledad del paisaje
y
cerró con mil llaves el regreso del viaje
al
hogar que ahora estaba tan remoto y perdido.
-

-
Uno mide distancias con números complejos


hacia otros continentes, a universos perdidos


pero hoy se pregunta – sin hallar el sentido –


¡Cómo seiscientos metros pueden quedar tan lejos! –

-
Y
cargaron sin pausa la virtud del abrazo,
de
la buena palabra, del respeto al amigo;

sacaron de su alma el caluroso abrigo

que todo hombre tiene dormido en cada brazo.
-

Con igual maestría repartieron los panes

como enseñó el Maestro en el libro Sagrado;

repartieron la risa y el humor bien creado

para frenar el llanto con sus tristes afanes.
-

-
Mientras, los otros hombres se roban a mansalva,


riegan la flor del odio, se matan sin prejuicios,


secuestran la inocencia, se someten al vicio

y
rocían con guerra la claridad del alba. –

-

Setenta días fueron los que la Tierra quiso

resguardar a sus hijos en el vientre materno

que en forma de refugio gestó el abrigo tierno

para después parirlos con su amor primerizo.
-

Porque si polvo somos y al polvo volveremos

sepamos que el milagro que hoy deslumbra la vida
lo
dio la madre Tierra que abrió su dulce herida
y
DIOS que con su gracia dio el aliento supremo.
-

Hoy treinta y tres mineros fueron todos los hombres;

hoy un llanto de gloria nació con mil idiomas;

hoy de todas las jaulas volaron las palomas
y
todas las creencias susurraron sus nombres.
-

¡Gracias, Gente del Pueblo, por enseñar a ultranza
la
fuerza que se esconde quieta en el alma humana!

¡Gracias por ser semilla del Hombre del Mañana!

¡HOY EL MUNDO LES DEBE UNA NUEVA ESPERANZA!

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