viernes, 29 de octubre de 2010

La noche pasada...

 

Amanecí 
inquieta, como gacela herida


enredada en los
pliegues blandos

de la sábana
revuelta, y

bañada en rocío
salado,

 sobresaltada
por el sueño

que aún
temblaba en mi piel…


Sentí tus
suaves alas, revolotear sobre mis senos

erizados de
pasión pudorosa

y tus labios
mojados en mis retoños

eclipsados por
la

oscura
intimidad de mi lecho,

noche de
truenos y relámpagos

noche de
pasión…


Cerrando los
ojos recorrí

los bellos
momentos de la noche pasada…

Te adentrabas
en mi

como el agua en
la tierra sedienta,

como leche en
el pan fresco;

con delicados
movimientos,

mariposas en
arrullo;

 vibraba  la
noche toda

en el entorno
callado y expectante,

ardores,
convulsiones

que en mi
alcoba se recreaban

iluminados por 
relámpagos fugaces…


En aquel juego
de quereres

conjugando
caricias,

sentías mi
entrega absoluta

y tus sentidos
devolvían

cada temblor, 
cada suspiro;

cada aletear
del ave nocturna

buscando su
nido

 tu piel
ardiente respondía con deleite;

ya no quedaban
secretos,

 nada sin
explorar,

 ya no había
enigmas allí, solo gemires.


Te di a sorber
mis dulces efluvios,

carnaval
ineludible

mientras tus
emisiones

bañaban mis
muslos anhelantes

que gritaban su
contento

enredadas

como áspides
hambrientas,

y tu lascivia
irreverente

resbalaba sobre
mi férvida desnudez…


Acepté todo lo
que me dabas

en medio del
huracán

tibieza,
ternura, suavidad…

mas también

una agresiva
sed de locuras,

la avidez de un
ave rapaz,

un fervoroso
combate cuerpo a cuerpo,

un deseo
vehemente,

y en medio de
las sábanas

Ibas pintando
ácidos humores.


Duró la noche
entra

hasta que
reventó la aurora

en mi piel
vacía de apetitos

y húmeda de
quereres,

revolcándome
entre las sábanas,

vacías…
mojadas…

añorándote…


Mi corazón
tiene su propio infierno!

 

No hay comentarios: