martes, 13 de octubre de 2009

Derechos humanos y mundanos

Derechos humanos y mundanos


Desde el fin de la segunda guerra mundial, israelíes y palestinos se encuentran inmersos en una guerra con antecedentes milenarios e impiadosos. Más acá, Bush ignora las voluntades y soberanías de pueblos ajenos e incluso, las de su propio pueblo. En oriente, el presidente iraní Ahmadinejad proclama la búsqueda 'inocente' de tecnología nuclear con fines civiles. En América Latina, Chávez no reconoce reyes de ciertos pueblos, pero llama 'su majestad' a quien detenta tal condición en Arabia Saudita ¿Será porque es de la OPEP? En el viejo continente, un rey Juan Carlos no soporta la crítica y olvida que en América Latina hubo una conquista manchada de sangre...Los conflictos del mundo no parecen tener fin. El recorrido del periodista ciudadano.






Juan Pablo Martínez Ghirardi.



Desde el fin de la segunda guerra mundial israelíes y palestinos se encuentran inmersos en una guerra con antecedentes milenarios e impiadosos, donde los ojos del mundo se posan diariamente para contar las muertes y las penurias que se viven en el punto geopolítico más conflictivo y de mayor audiencia en el mundo. No hay prensa internacional que ignore cualquier dato, por más insólito que parezca. Esto no significa que sean las únicas noticias del planeta, relacionadas o no.



Tomemos por ejemplo a una administración Bush, que desde el norte americano pareciera ignorar caprichosamente las voluntades y soberanías de pueblos ajenos, e incluso voluntades de su propio pueblo.



Si miramos hacia oriente encontramos a un Ahmadinejad, presidente iraní, que proclama la búsqueda inocente de tecnología nuclear con fines civiles; cuando al mismo tiempo expresaría en sus discursos deseos de la no existencia de otros pueblos. Nos preguntamos, que diferencia tendría entonces con su acérrimo enemigo; da la sensación que simplemente grados de poder…



Pero no nos quedemos allí, en nuestra América Latina contamos con un Chávez venezolano, y sólo para bolivarianos, que no reconoce reyes de ciertos pueblos ajenos, pero llama su majestad a quien detenta tal condición en Arabia Saudita ¿Será porque es de la OPEP? Organización que reúne a los países petroleros por excelencia. Sin olvidar que declama lo malo de intentar ciertos biocombustibles alternativos a un petróleo hoy más caro que nunca. Claro, él vende el oro negro, peleándose inclusive con “aliados” sudamericanos como Brasil que trabaja en este sentido desde años y en un proceso de elaboración totalmente distinto al practicado por Estados Unidos. A propósito, quien frena ahora al Brasil petrolero.



Sigamos cambiando de rumbos, volemos al viejo continente donde vive un rey, llamado Juan Carlos, que acostumbrado a recibir permanentes adulaciones no soporta la crítica y olvida que en América Latina efectivamente hubo una conquista manchada de sangre y que aun no cerró sus heridas. Lo digamos con un juego de palabras: Hace poco más de 500 años Europa no sabía de América, pero hace más de 1000 años Europa ya era Europa, y aunque América ya era, no es hoy lo que era hace 1000 años.



América Latina aun se descubre a sí misma y sufre los procesos de creación de identidades nacionales que, salvo en algún caso puntual, no se reconocen a sí mismos como países integrados y compactos. Las culturas originarias, un ejemplo claro es Bolivia, aun pujan por su espacio y los descendientes de quienes ocuparon este continente aun tratan de conciliar su propia idiosincrasia. Ya que hablamos de integración, no nos olvidemos de Colombia; escindido entre paramilitares, las FARC, el gobierno y su pueblo.



Pero crucemos el océano nuevamente para no dejar de lado a la nostálgica Rusia, que a través de su mega espía da señales de intentar recuperar espacios de poder que supo detentar. Tampoco olvidemos los males de África, continente generoso que soportó ocupaciones y “ayudas” a medida de intereses ajenos; teniendo en Somalía y Sudán exponentes de las miserias que puede soportar un ser humano. Esperando ahora que el gigante China -con un crecimiento que da vértigo a sus propios líderes- sea el salvador que aun no logra ser para miles de campesinos propios que no cosechan los beneficios de una economía in crescendo.



Para que seguir, debiéramos recordar los males de Haití y su violencia interna; Kosovo y su destino de dependencia; Pakistán y los excesos aleatorios de su líder, que nos llegan a través de la prensa.

Basta, los conflictos del mundo no parecen tener fin. Aunque no nos engañemos, siempre estuvieron. Hoy, la información es implacable. Y llega. En muchos casos en forma parcial o tergiversada, pero en la actualidad existen medios alternativos y plurales que contribuyen a que, quienes desean la armonía sobre la tierra puedan sacarse y sacarnos el vendaje que pesa sobre los ojos del planeta; ejemplificados en un líder como Nelson Mandela.



Volviendo a este vuelo rasante de las penurias terrestres cerramos con el principio. Israelitas y Palestinos dirimen una lucha que tiene a Occidente y Oriente como espectadores (y actores) para ver quien gana la batalla final, el gran espectáculo del choque de civilizaciones que fomentan intereses económicos y fundamentalistas de cualquier color.



Lo cierto es que hay una nueva conferencia. Ehud Olmert jefe del gobierno hebreo y Abbas (Abu Mazen), el líder de Al Fatah -partido que cuenta con mayor apoyo internacional para la búsqueda de una solución definitiva- se reúnen en cumbres que tienen protagonistas repetidos como la ONU, Egipto, Rusia, Estados Unidos, Siria, etc., y que han fracasado repetidamente en conciliar posiciones que establezcan la conformación de dos estados con límites satisfactorios para ambos pueblos. Es claro que siempre habrá intereses de paz, y también aquellos que cuidarán que palestinos e israelitas no concilien demasiadas posiciones. Pero pareciera que el contexto que se teje alrededor del ya sufrido pueblo palestino intentará forzar que continúe con sus desventuras y renuncie, de forma total y absoluta, a la zona denominada Franja de Gaza si quieren un estado finalmente palestino; dejando esta pequeña y rodeada región abandonada a su propia suerte, leáse israelí.

Si esto sucediera, el estado Palestino quedaría formado, pero por el territorio denominado hoy Cisjordania. El líder de Al Fatah lograría que se reconozca a Palestina como un estado y aplastaría a sus rivales de Hamás. Para comprender esto último no debemos olvidar que existen hoy dos Gobiernos paralelos y enfrentados que controlan las dos regiones palestinas. Hamás -más ligada al fundamentalismo religioso- en la Franja de Gaza y Al Fatah -más proclive a un estado laico- a cargo de Cisjordania.



En definitiva, el conflicto de mayor prensa mundial expone y enfrenta, una vez más, los intereses de paz con los de fundamentalismos económicos y religiosos de la raza humana.



Imagen: elfactorhumano.com



27/11/07

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