MI PRIMER SUICIDIO O UN GOLONDRINO VIAJA AL SUR
Publicado por Fredy Ramon Pacheco el octubre 16, 2009 a las 7:01am en Poetas Suicidas
del blog http://labarcadefreddy.ning.com/
."...Los silfos te traerán canciones de cuna, para tu descanso y los Tenores para tu solaz… Las ondinas jugarán en tu pecho. Se instalarán radiantes, nuevamente las musas, en cada milímetro de tu piel. Y en tu camino…Otras tierras conocerán tu voz… Otros aires jugarán con tu cuerpo, impregnándote de nuevos aromas. Otros conocerán tus logros… Otra piel a estrenar, esperará la tuya. Vuela…camina… Espacio, silencio e infinito te esperan. Desentume las alas…y vuela. PORQUE EL UNIVERSO, ESCUCHA, INTERPRETA, CONSPIRA Y SUMINISTRA A QUIENES DECIDEN CONCRETAR SUS SUEÑOS. (María de los Angeles Rocatto)
Eres genial o existes estrella Justo esta mañana de casi total oscuridad casi porque llegaste y se empezó a despejar el nubarrón con este mensaje......" (María de los Angeles Rocatto)
Casi como que sientes mis flaquezas, mis dudas, mis miedos. Porque por mas que saco cuentas es casi un suicidio por los tiempos de estancia y movilizaciones interiores, mas que alguna vez haga una comida.....
Porque se trata de que con esos recursos yo debo atreverme como lo hice antes, como fui a Europa y recorrí Portugal España y unos dias en Paris.....Como me fui "refugiado" a Montreal, sin nada, con mucho menos de lo que tengo.....y después de dos años pude pagarle boletos y tener vivienda para mi familia de entonces...mujer y 3 hijos y hoy estan allá disfrutando hasta de ciudadania canadiense......Pero yo, indetenible, decidi regresar a mi continente. Me aburri de ser ciudadano de segunda y tratado como del 5to mundo por esos pendejos cheles......Asi que preferí este paisito, pulgarcito de América, incorporarme a sus luchas y participar de sus miserias y elevar gritos a la revolución de los corazones, clamando en todos los rincones contra el conformismo....Y bueno, me hice de un espacio y un respeto como luchador incansable y honesto...
Hoy...? Que pasa hoy, pues que el espíritu me saca del sueño y se hace el día y me empuja a seguir aventurándome en la vida...o...¿suicidándome?. Tal vez. Siempre pienso por ejemplo que quizas fue una estupidez muy grande abandonar Montreal por el Sur...y hoy, a saber por que carajos, quiero seguir bajando hasta la Antártida....¿Será que quiero darle la vuelta al mundo? o quizás quiero que me entierren en un glacial o que me devore una Orca....O Sencillamente soy un barco a la deriva o un elefante camino al cementerio. Quiero pasar por tu vida, por ejemplo, mas no quedarme. Quiero pasar por el Lago de Titicaca, desierto de Atacama, y son cuatro mil kilómetros que quizás ni aguanten mis nalgas.....O las presiones arteriales permitan que se derrame la poca sangre que me queda y !Que horror! !será por las fosas nasales! ! Se llenará de mocos mi preciosa sangre! De azul se convertirá mi aristocrática sangre en hilo pastoso y hediondo, dejando secos mis amados ventrículos, esos esclavos de mi corazón gigante.
Quiero pasar por tu vida y sea quizás mi destino que en la primera revuelta de tus genitales y los míos, el corazón !otra vez recuerdo el corazón! y es que imagino que es el punto mas vulnerable. Es la víscera que mas a trabajado para echarme a andar y beber en todos los bares de este planeta, todos los vinos los rones y cervezas en todas las noches crepusculares. Por eso, !Claro que pienso en ese viejo desarrapado y cómplice! que me ha aguantado mil amaneceres panza arriba, desnudo, atosigado de néctares, nenúfares y ácidos vaginales, mientras van despertándose los sístoles y diástoles lentamente, aun borrachos de vino, aun cansados de latir fuerte entre los espasmos de mis goces celestiales.
Te decía que quizás en el primer revolcamiento de sexos muera y sea un suicidio maravilloso, o cuando me recuerdes tus mejores amantes de Egipto, sufra un colapso nervioso, ese acongojado poema que ha sido mi vida ebrio. O entre suspiros, tú, la Diosa de los predios esotéricos, misterio sublime de la razón pura, colmes de goce entre inciensos, candiles y transparencias, mis días y mis noches de santificaciones, devanando el falo entre tus manos, bendiciendo sus erecciones magnificas de guerrero y al amanecer sea mi último amanecer y muera decorado de serpientes sagradas. O acaso en el sur de mis pensamientos naveguen a Delfos mis deseos y encuentre paz por un instante habitándote toda al centro de tu cuerpo con mi lengua erizada, los serafines cantando de alegría, excitados arpegios, hasta que de vuelta al centro todo de tu cuerpo y llegue de nuevo a tu frente y me despida con un beso tierno después de penetrarte desesperadamente y de todos modo muera. No creí jamás en nada que pareciera a Dios y tuviera formas iguales o semejantes a las mías, de carne y hueso forma humana y mirada perdida; con orificio para drenar inmundicias estratégicamente dispuestas y alguna túnica cubriendo sus hipocresías. Pero si creí a pies juntillas en la muerte y sabía también desde que me lo contó la abuela que la muerte era una mujer hermosa, exuberante y atrayente; de cuerpo ardiente porque con seguridad vivía en el infierno, y traía en su mano una guadaña para segar soñadores y poetas; la mirada tierna, diseñada para atrapar almas perdidas en el embrujo de la melancolía. Que tenía olor a yerba buena, a mastranto y azucenas, su pelo una larga cabellera hasta las pantorrillas, ondulado y azabache como las tinieblas de las montañas andinas. ¡Ah! Porque yo vivía en las montañas andinas, y recuerdo mi abuela decía que ella, la muerte agazapada y dulce como las paledonias, venía de allá donde terminaba la cordillera de los andes. Ella inocente abuela, pensaba que el infierno estaba justo allá abajo donde llamaban “Cabo de Hornos, pues ella iletrada imaginaba que sólo el demonio podía vivir en esos hornos ¿y escuchar que era tierra de fuego? “!Santa María madre de Dios sálvanos de ir al sur”.
Aprendí a rezar solo para espantarla a ella: La muerte. Ella la de tonos suaves en su llamado y sus movimientos circundantes hasta su lecho. Ella la serpentina de senos redondos erectos, con sus pezones de codornices dormidas, y su vientre tenso, cuerdas de cítara donde pulsar con mis dedos, la música de las golondrinas y de los colibríes y de los jilgueros y de las cascadas, desde los manantiales de una selva espesa y profunda y encantada que me hacen gemir de placer cada instante de muerte en cada orgasmo en cada suicidio oloroso a semen.
Al sur viajarán mis exequias, y dejaré las cenizas eyaculadas en las brumas de tus ansiedades y mis desvelos. Al sur irán los últimos suspiros a conversar muchas noches de vino y nostalgia con tus pasiones desbordadas y entregaré a ti mis despojos Muerte aunque atravieses mi pecho con tu guadaña. Moriré golondrina entonces poeta desgranando versos suaves en cada poro de tu piel, Muerte.
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