martes, 15 de septiembre de 2009

DEBATE POR UN EQUILIBRIO MEDIATICO

La Iglesia y el debate por







un equilibrio mediático


DIARIO EL LITORAL DE SANTA FE http://www.ellitoral.com/





Guillermo Villarreal



(DyN)



El debate por la ley de Servicios Audiovisuales puso a la Iglesia en una zona de equilibrio entre la necesidad de un debate amplio y sin plazos del proyecto oficial, y las exigencias de operadores de radio y televisión católica que reclaman “no quedarse afuera” del nuevo marco regulatorio.



Para no caerse de la cuerda floja, los obispos morigeraron el discurso y no esbozaron con amplitud su opinión sobre puntos controversiales de la iniciativa kirchnerista, que conlleva un solapado ataque a la libertad de expresión y una intromisión excesiva del Estado en el control y la utilización de los medios audiovisuales.



¿El motivo? No enredar a la Iglesia -explicaron fuentes habitualmente confiables- en la puja entre las empresas periodísticas, en particular el Grupo Clarín, a las que el ex presidente Néstor Kirchner pretende quitarle concesiones de radio y televisión.



Por esto, el discurso eclesiástico mutó su tono en una semana. De un reclamo puntual el jueves pasado frente a las autoridades de Adepa para que el proyecto sea debatido por la futura composición del Congreso, a fin de poder “garantizar la pluralidad de las ideas”, pasó a advertir este miércoles que, sea cual sea la composición parlamentaria, por su trascendencia “no sería bueno” que la ley se apruebe por unos pocos votos de diferencia.



El titular de la Comisión Episcopal de Comunicación, Agustín Radrizzani, precisó la posición de la Iglesia en la audiencia pública convocada para incrementar el análisis en torno al proyecto oficial de ley de medios. El prelado demandó que la iniciativa K -calificada como “ley mordaza” por medios extranjeros- se dé “en un marco de racionalidad”, y advirtió que es importante cuidar tanto que “la economía no maneje la política” como que “la política no busque intereses ideológicos ni económicos de la utilización de los medios”.



Empero, la presencia del referente eclesiástico en la Cámara de Diputados había sido puesta en duda por el vocero episcopal, Jorge Oesterheld, pocas horas antes. Consultado sobre si los obispos participarían de esa instancia, la respuesta del portavoz fue contundente: “La Iglesia no va a ir”. Fue entonces cuando comenzaron a circular las versiones sobre “presiones”.



Fuentes eclesiásticas consultadas reconocieron que operadores del kirchnerismo se acercaron al Episcopado para “convencer” a los obispos de participar en estas jornadas parlamentarias. Pero no son los únicos intereses en juego. También los hay puertas adentro de la Iglesia, en particular de quienes operan un centenar de radios católicas y alguna que otra señal de televisión.



Es por eso que los obispos valoran oportunamente que la ley contemple un reparto equitativo, un tercio para cada uno, entre el Estado, los medios comerciales y las organizaciones no gubernamentales, entre las que se incluye.



Y también se escucharon algunas voces interesadas. El sacerdote cordobés Javier Soteras, director de Radio María, fue el primero, al expresar, en una entrevista a la agencia oficial, que “la nueva ley construye una radiodifusión más plural”. Después, tuvo que hacer precisiones sobre sus dichos ante un plenario de obispos.



Por la resolución 858 del Comfer, de 1990, la Iglesia accedió a frecuencias de radios en forma legal, posibilidad antes vedada, por gestión del entonces obispo Desiderio Collino. El prelado, hoy fallecido, supo decir ante miembros de la Asociación de Radiodifusores Católicos Argentinos (Arca) que “con este gobierno (menemista) entramos por la ventana, pero entramos. Tenemos que lograr la mayor cantidad de frecuencias. Después, venga quien venga será imposible desmontar lo sucedido”. Esa expresión mereció críticas tanto dentro como fuera de la Iglesia, incluso derivó ya en 1999 en una resolución del Comfer que obligaba a que los contenidos de las radios de la Iglesia debían ser religiosos y su explotación no podía delegarse.



El arzobispado de Buenos Aires también posee desde 2006 un canal de televisión abierta por UHF, el Canal 21, cuyo otorgamiento generó no pocas polémicas. Hoy consolidado, el “canal de Bergoglio”, como lo llaman, busca una mejor ubicación con los operadores de cables, porque dice “estar relegado”.

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